Podríamos decir que nuestro fundador, Théodore Ratisbonne, se adelantó a su tiempo al apreciar la riqueza de conocer diferentes confesiones. Su experiencia de primera mano del judaísmo y el cristianismo le permitió comprender los vínculos entre ambas religiones y reconocer que la bondad es fundamental en las distintas tradiciones.
Esto inculcó en la Congregación una apertura que las hermanas pusieron en práctica, desde sus inicios en el siglo XIX, acogiendo en sus escuelas a alumnos de orígenes diversos, en un clima de respeto mutuo.
Comprender las interpretaciones judías de las Escrituras hebreas arroja luz sobre las raíces de nuestra fe y enriquece nuestra apreciación del Nuevo Testamento, en formas que dan cabida al otro.
Nuestra labor de promoción de las relaciones entre religiones se asienta sobre esta base de entendimiento judeocristiano y se desarrolla creando espacios en los que personas de todas las religiones y culturas puedan escucharse y aprender unas de otras. Organizamos y realizamos programas de estudio, asistimos o participamos como oradoras en reuniones y conferencias locales, nacionales e internacionales, y trabajamos en nuestras parroquias para mostrar que romper las barreras y entrar en contacto con quienes no conocemos puede dar resultados, a nivel personal y para la humanidad.
Le invitamos a enterarse de nuestros centros de estudio judeocristiano e interreligioso.
La relación significativa con el pueblo judío y su herencia sigue siendo, hoy en día, el núcleo de los principios que nos guían.